EL MURAL MÁGICO

por Patxi Irurzun

 

Vecinos de diferentes ciudades del mundo han pintado desde 1998, cuando fue destruido en Chiapas por fuerzas militares, réplicas del  mural de Taniperla

 

         ESTA ES LA HISTORIA DE UN MURAL MÁGICO, QUE SE DESTRUYE APENAS CUARENTA HORAS DESPUÉS DE SER FINALIZADO Y REAPARECE, COMO PROYECTADO EN ESPEJOS, EN DIFERENTES PARTES DEL MUNDO: SAN FRANCISCO, TORONTO, MUNICH, Y TAMBIÉN MADRID, BARCELONA O RUESTA, PUEBLO DEL PREPIRINEO ARAGONÉS ABANDONADO Y RECUPERADO POR EL SINDICATO CGT. UN MURAL EN EL QUE ZAPATA REVIVE CON ASPECTO MÁS INDÍGENA QUE NUNCA, HAY UN ESCRITOR LIBERTARIO QUE SIEMBRA LETRAS EN EL CAMPO, FRONTERAS CON FORMA DE CINTURA DE MUJER, CUATRO SOLES Y UNA ARTERIA DE AGUA. UN MURAL EN EL QUE LA VIDA Y LOS SUEÑOS BAILAN  UNA DANZA CONTRA LA CUAL NO HAY EJÉRCITO QUE PUEDA COMBATIR. ES EL MURAL DE TANIPERLA, PINTADO, BAJO LA DIRECCIÓN DEL ARTISTA Y CATEDRÁTICO MEXICANO CHECO VALDEZ, POR LOS INDIOS TZELTALES DEL MUNICIPIO AUTÓNOMO RICARDO FLORES MAGÓN, EN TANIPERLA, CHIAPAS, MÉXICO, EL MUNDO.

 

1-VIDA Y SUEÑOS DE LA CAÑADA PERLA

 

Toda esta historia comienza justo cuando algunos creen que termina. El 11 de abril de 1998 un operativo militar irrumpe de madrugada en Taniperla, cabecera del municipio autónomo Ricardo Flores Magón, ametralla el mural, y detiene al coordinador del mismo y a otras 20 personas, entre ellas 12 observadores internacionales (4 ciudadanos españoles).  El municipio había sido inaugurado el día anterior. Por ello se destruye el mural. Porque el mural es al tiempo la fachada de la “casa de los trabajos de las comunidades”. Porque representa no lo que es, sino lo que aspira a ser ese municipio y quienes lo componen,  las 112 comunidades de indios tzeltales distribuidas a lo largo de la cañada por la que discurre el río Perla, que —junto con las “tanías”, las cañas que crecen a sus orillas— le da nombre: Taniperla

Los municipios autónomos surgen en zonas de influencia zapatista, en México, como formas de autogobierno ante la imposibilidad de los campesinos indígenas de circular con normalidad por su propia tierra, la que ellos trabajan, o acceder a servicios básicos —la escuela, el centro médico…—, dada la distancia o la profusión de controles militares en los que son retenidos y humillados. En estas zonas son los propios campesinos los que se organizan en asambleas, levantan campamentos de paz, cooperativas… Desafían en suma al gobierno federal. Al mal gobierno, como lo llaman ellos. Son, pues, municipios autónomos y también en rebeldía. Ilegales. Porque la ley y la justicia no siempre son el mismo cuento. No es justo tener tres años y morir por una diarrea, el día que a la doctora  no le apetece pasar consulta —o pasar consulta tan solo a los "priistas" o simpatizantes del PRI", el partido, por entonces, en el poder. No es justo ser mujer y doblar cada esquina de tu propia aldea temiendo que un soldado te viole. No es justo ser un hombre invisible y sin embargo poder ser alcanzado por una bala en cualquier momento. La ley del mal gobierno no es justa e incluso hasta ella misma es ilegal: los  “Acuerdos de San Andrés”, firmados en 1996 entre el Ejército Zapatista y el gobierno mexicano,  que reconocían los derechos de los pueblos indígenas y se comprometían a solucionar algunas de sus demandas, nunca llegaron a cumplirse. Por ello, amparándose en el artículo 39 de la Constitución mexicana, que dice que el pueblo tiene todo el derecho a elegir su forma de gobierno,  el municipio Ricardo Flores Magón es inaugurado los días 9 y 10 de abril de 1998, tras un amplio consenso entre los miembros de las comunidades que lo componen.

Uno de los actos de esta inauguración fue la culminación del mural,  en el que bajo la dirección de Sergio “Checo” Valdez,  profesor de Comunicación gráfica de la Universidad Autónoma de México, habían trabajado durante  las cuatro semanas anteriores hombres, mujeres y niños de 12 comunidades diferentes. Un esfuerzo en apariencia inútil, pues al día siguiente, cuando el municipio es tomado por el ejército, su simbólico trabajo, elocuentemente titulado “Vida y Sueños de la cañada Perla” es atacado de forma salvaje. Nada menos que 1000 hombres armados irrumpen de madrugada en Taniperla, un pueblo habitado por 2000 habitantes, y no sólo destruyen el mural, sino que queman casas, campos y practican detenciones.

Los hombres de la aldea habían huido al monte en las horas previas ante los rumores y amenazas de desmantelamiento del municipio, así que la mayoría de estos detenidos son observadores internacionales, a los que se expulsa del país y se les prohibe la vuelta al mismo acusados de incitar a la rebeldía y ser sorprendidos en flagrante delito (“Flagrante no creo, porque estaban durmiendo”, ironizó en su día Ramón Gandaria, el cónsul español). Peor suerte corrieron el profesor mexicano Sergio Váldez, y el defensor de derechos humanos, Luis Menéndez, también mexicano,  encarcelados durante más de un año en el Penal de Cerro Hueco . Y, por supuesto, mucho peor los propios indígenas, que continúan sufriendo desde ese 11 de abril de 1998 hasta hoy día hostigamiento y vejaciones. Sin embargo, puede que sea sencillo arrebatar la vida, o conseguir que lo que es una vida normalizada, la que en definitiva reproduce el mural de Taniperla, se convierta en un sueño, pero éstos, los sueños, no se arrebatan tan fácil (del mismo modo que —en lenguaje zapatista— “no se pueden beber los mares ni amarrar los vientos”) y  el mural, que había sido fotografiado a color por algunos observadores unas horas antes de la incursión militar, reaparece al cabo de un tiempo en diferentes puntos del planeta.

Es aquí donde comienza esta historia.

Los observadores internacionales se mantienen en contacto tras la expulsión y comentan la idea de reproducir el mural como muestra de solidaridad y de denuncia. Pronto éste es pintado en sus ciudades de origen: San Francisco, Toronto, Barcelona... Después, como reflejado por un espejo mágico e invisible, que proyecta sus luminosos colores, otros grupos comienzan a imitarles. Las esquirlas del espejo saltan desde la salvaje Patagonia argentina hasta la aristocrática Venecia, pasando por Brasil, Irlanda, México D.F, Barcelona, Madrid,  Málaga, Canarias o pequeñas localidades que no se distinguen en los atlas del mundo, como Ruesta en Zaragoza o Alsasua en Navarra. En muros,  enormes lienzos o sobre telas de vela de barco. Más de 30 murales en todo el mundo. Una cifra que ni siquiera conoce con exactitud Sergio Valdez, el inspirador de la idea.  A menudo tampoco los diferentes grupos tienen conocimiento unos de otros. A veces la noticia llega a través de un eco, el eco de los barrancos, y las montañas de la selva Lacandona, que reproduce algún vecino que la ha caminado. Otras veces el mural es un mural móvil, que se pinta sobre un gran lienzo con motivo de algún encuentro o una "anticumbre", como la celebrada en Barcelona en marzo de 2002, y que después viaja por distintos lugares, dejando un reguero de semillas a su paso.

En todo caso, y aunque en el fondo en la reproducción del mural late siempre un sentimiento común de simpatía y apoyo a la causa zapatista,  lo realmente mágico es que cada uno de los espejos cobra vida propia, que cada grupo que se decide a reproducirlo vive experiencias  inolvidables, afloran en él, sin duda nutridas por el trabajo y los objetivos compartidos, fuertes sentimientos de camaradería, solidaridad, esperanza... 

En Toronto, en la misiones de Scarboro, donde artistas locales, alumnos de institutos y escuelas lo reprodujeron como parte de un proyecto enmarcado en la "Biennale 2000",    además del diseño original se añadieron imágenes de diferentes comunidades de la ciudad, como inmigrantes  checos de origen romaní.

En San Francisco muchos de quienes participaron en el mural, pintado en la fachada de una librería, estaban al tiempo conspirando, organizando las protestas de Seattle contra la Organización Mundial del Comercio.

En Bariloche, en Patagonia,  el mural fue pintado en la tapia del cementerio, llenando de colores la frontera entre "los muertos y los semi-vivos, para que ese paredón triste sea el freno a la muerte y la exclusión".

Esta es, pues, en definitiva, la historia de muchas historias; la historia de un mural que es al tiempo un espejo, muchos espejos, con la facultad prodigiosa de reflejar en diferentes puntos del planeta a unos hombres y mujeres invisibles, los indígenas mexicanos, su vida y sueños; un mural, un espejo, que también reproduce la vida y los sueños de quien le da color en algún rincón del planeta y en el que todo aquel que se mira ve reflejada una persona mejor, capaz de creer todavía que es posible un mundo también mejor; un mundo en el que quepan otros mundos.

 

 

2-LOS ESPEJOS

 

 

-Ruesta (Zaragoza)

 

"Hermanotak"

 

Los indios tzeltales lo repiten sin cesar en sus conversaciones, refiriéndose a sí mismos y a su interlocutor: “hermanotak” (hermanos). Casi como una muletilla. Pero no es una simple muletilla, se trata de una forma de caminar por la vida, apoyándose en conceptos como el respeto y la igualdad, que es lo que implica para ellos el término hermandad. Los mismos conceptos en los que fundamentó el sindicato CGT su hermanamiento con el municipio autónomo Ricardo Flores Magón. "No queremos ser los padrinos ricos", dice en el texto que se elaboró para la propuesta de hermanamiento Jose Luis Humanes, el entusiasta coordinador de la comisión de solidaridad con Chiapas de la CGT—quien, por cierto, tanto en su actitud rebelde como en su aspecto físico (parece un doble de Pancho Villa) hace real el lema ¡Zapata vive!—. "Intentaríamos que nuestro apoyo fuera fundamentalmente político, de difusión y reivindicación del respeto a sus derechos", continua la propuesta que fue enviada al municipio autónomo, donde fue aceptada de buen grado, aunque las respuestas de los indígenas, tanto escritas como grabadas en cintas magnetofónicas sufrieron más de un sospechoso extravío, antes de que en el verano de 1998 el hermanamiento fuera un hecho. 

Un hermanamiento que es, en definitiva, una muestra de solidaridad, a la que se sumó la idea de pintar una réplica del mural de Taniperla, y a la que sin duda contribuyó que el sindicato contara con una afiliada plenamente capacitada para trazar las pinceladas que aportaran los colores más vivos y más sentidos, los colores originales: Olga Clavería, una de los 12 observadores internacionales expulsados de México.

 El espejo de la CGT fue pintado en Ruesta, un pueblito del prepirineo aragonés abandonado del que la CGT tiene cedidos por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro los derechos durante 50 años.  En Ruesta existe un camping, en el cual acamparía el grupo que del 2 al 9 de agosto de 1998 se encargaría de pintar el mural. La idea, en principio, era que éste formara parte de manera permanente del pueblo, reproduciéndolo para ello en la pared del viejo frontón, pero los voluntariosos cegetistas se encontraron con una serie de impedimentos legales (Ruesta se encuentra enclavado en el Camino de Santiago y existe un perímetro de protección que impide actuaciones como ésa). Como una de las alternativas que existían, levantar un nuevo muro, no estaba muy en consonancia con el ideario de un sindicato libertario, se optó entonces por pintar un mural móvil sobre una tela de vela de barco con aproximadamente las mismas dimensiones que el mural original. Solución que a la postre tuvo sus ventajas, pues de ese modo el mural terminaría por viajar a diferentes fiestas y congresos de la CGT, que presidió orgullosamente.

En total fueron una treintena de personas las que dedicaron parte de sus vacaciones estivales para colorear la tela: el grupo procedente de Madrid del que había surgido la idea, y en cuyas filas figuraban varios niños,  campistas que se les sumaron, algunos refuerzos de fin de semana, etc, todo ello bajo la observadora mirada de Olga Clavería, que veló porque la réplica fuera exacta, y que sin embargo no pudo impedir que en  el mural de Ruesta, junto a un jaguar, aparezca, convenientemente estilizada, una figura que se parece mucho a Pancho Villa y todavía más al coordinador de CGT-Comisión Chiapas, Jose Luis Humanes. Es él mismo  quien destaca sobre todo de la iniciativa —y es algo que se repite en todos los grupos, en todos los espejos —que, en un ambiente de alegría y fraternidad el mural propició  encuentros casuales de gentes de diferentes lugares y realidades; un grupo multicolor en el que se distingue cada tono, pero resplandecen objetivos, luchas, utopías comunes...  Como un arcoiris. Como un grupo de hermanos.

 

Barcelona

 

"Reincidentes"

 

Hasta en cuatro murales distintos, de los varios que hay en Catalunya, ha participado Mery, del Col.lectiu de Solidaritat amb la Rebel.lió Zapatista de Barcelona. "Los hemos reproducido en diferentes tiempos y espacios, físicos y no físicos", dice,  "aunque siempre se han unido tres factores: la casualidad, la colectivización de ideas y de trabajo, y la magia".

El primero de los murales fue pintado hace cuatro años. Como sucedió en otros grupos, como los de Ruesta o San Francisco, un miembro del colectivo, en este caso Marta Sánchez, se contaba entre los observadores expulsados de México y fueron las fotos que estos trajeron de allá las que sirvieron como modelo. "Nos reunimos en la Casa de la Solidaritad de El Raval con gentes de las artes del pintar, que nos echaron una mano", cuenta Mery, "aunque el mural siempre sirvió de excusa para hablar y compartir sentipensamientos, que diría Galeano".

Fue éste un mural móvil, pintado sobre un lienzo de algodón tratado, y que estuvo presente en charlas, jornadas o conciertos, como uno de Los Fabulosos Cadillacs, que aceptaron gustosos que formara parte del escenario. Un mural viajero, pues, hasta tal punto que llegó a perderse de camino a uno de sus múltiples compromisos.

El vacío fue llenado con un nuevo espejo, realizado en junio de 1999, durante una fiesta en el pueblito de La Garriga, organizado por La Garriga Societat Civil, un colectivo de solidaridad con Chiapas. En este caso fueron los alumnos de una escuela de dibujo quienes marcaron el dibujo, también sobre una tela, para que posteriormente la gente del pueblo lo coloreara durante la fiesta. El mural actualmente se encuentra colgado en la sede de La Garriga Societat Civil, aunque también viaja de vez en cuando. "Nos lo han pedido colectivos de otros pueblos", dicen. "Nosotros lo dejamos encantados, pero siempre decimos que estaría bien que lo pintaran ellos mismos".

El tercer mural, y quizás el más famoso, fue el que se pintó durante las protestas contra la Cumbre de la Unión Europea celebrada en marzo de 2002 en Barcelona. El escenario, de nuevo El Raval, el local "Golden Door", situado entre tiendas de pakistanís, y locutorios. Participaron gente del barrio chino de toda la vida, emigrantes, okupas, niños, gente mayor, gente sola... "Llegaron también alemanes, estadounidenses que lo habían pintado ya en San Francisco", explica Mery.  "Al principio, entre tantas manis, charlas, comidas populares y demás que se celebraron durante la contracumbre pensamos que la iniciativa pasaría desapercibida y que participaríamos los reincidentes de siempre, pero al final hubo que tranquilizar al personal para que todos tuvieran la oportunidad de dar una pincelada rebelde".

El cuarto mural se pintó en San Vicenç del Horts, de la mano del colectivo ASA, que pelea por una ciudad menos inhumana, y que en esa lucha ha intentado alegrar las calles de la suya con éste u otros murales, como el de Zapata o el de Mumia Abu Jamal.

Cuatro murales diferentes, en definitiva, pero —concluye Mery,  temerosa de que Ana Ruiz, la pintora que les ha sacado de más de un apuro se lo reproche de por vida si no lo menciona— con algo en común: en todos ellos, ha aparecido un pequeño altar con el Santo Niño de Atocha, patrón de los olvidados del mundo, los del cuarto o quinto mundo, de las prostitutas, gente sin hogar, de los perdidos en los siglos... Y en todos ha sido respetado.

 

-Madrid

 

"El cuento de Luciano"

 

Érase una vez un muchacho llamado Luciano que soñaba con pintar de colores un mundo más bonito y con enviárselo a unos señores que soñaban lo mismo que él, muy, muy lejos, al otro lado del océano y de varios mundos.

Así podría empezar la historia de la réplica del mural de Taniperla que realizó la Red de Apoyo Zapatista de Madrid. Cuando Luciano propuso a sus compañeros reproducir a tamaño natural el mural para posteriormente enviárselo a los zapatistas, algunos creyeron que estaba un poco loco, pero también  fue como si se  miraran en un espejo y se vieran reflejados en aquella bendita locura, así que se dejaron convencer y se pusieron manos a la obra. En primer lugar calcularon a ojo de buen cubero las dimensiones de la pared (unos 12 metros de largo por 2 de alto, que al final se quedaron en 1'50, que era lo que medía la tela de vela de barco en la que ellos iban a pintar). Después buscaron un lugar amplio en el que poder ponerse manos a la obra. Contaron para ello con la ayuda de la legandaria okupa de la calle Embajadores, El Laboratorio, donde colgaron la tela de una estructura metálica y la pintaron en una obra colectiva en la que no sólo participaron miembros de la Red, sino gentes de diferente pelaje que pasaron por "El Labo". Fue así como se cumplió, a principios de septiembre de 1998,  la primera parte y tal vez la más sencilla del sueño de Luciano, que ahora ya era el sueño de todos.

Días después el mural fue expuesto en la fiesta del PCE, donde surgió la idea de invitar a  la gente a escribir en la parte de atrás de la tela mensajes de apoyo para los zapatistas, y, convertido de ese modo también en una descomunal y alentadora misiva, fue como viajó, convenientemente doblada y protegida,  en dirección a San Cristóbal de las Casas,  donde junto a otro mural  realizado por los presos de Cerro Hueco, entre ellos Checo Valdez, presidió un encuentro entre la Sociedad Civil y el EZLN, cumpliéndose de ese modo la segunda parte del sueño de Luciano, que ahora era de todos. Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Así, como un cuento,  podría terminar esta historia. Y es que en ella, como en los cuentos, algunos pequeños sueños se cumplen, tal vez sólo para que sigamos creyendo en que los sueños grandes también se pueden cumplir algún día.

 

Alsasua

 

Sol de invierno

 

         San Francisco, México D.F., Barcelona... Y Alsasua. Aunque desde luego no el principal, uno de los motivos por los que un pequeño grupo de amigos y artistas de esta localidad navarra se prestó a congelarse el moco durante el gélido invierno de 2002 mientras pintaba el mural de Taniperla fue que el nombre de su pueblo —7000 habitantes—  pudiera figurar con la misma prestancia junto al de grandes ciudades en las que la pintura también había sido reproducida.

          Por supuesto a ese impulso cosmopolita se deben añadir otras motivaciones, como que alguno de los participantes en la obra habían viajado años atrás a Chiapas. Es el caso de Felipe Horcada, quien estuvo en Taniperla hacia 1995, antes por tanto de que el mural se pintara y fuera destruido. De hecho, entre las fotos que conserva de su viaje, junto a los inevitables helicópteros militares sobrevolando la aldea o, a pesar de ello, las sonrisas también inevitables de los niños,  Felipe muestra otras en las que se ve la fachada desnuda de la que sería posteriormente la casa municipal de Ricardo Flores Magón.

         La idea del espejo, sin embargo, no partió de él, sino de un grupo de artistas del pueblo, que ni siquiera tenían claro cual debía ser el motivo, sólo que querían pintar un mural en Alsasua. "Un día uno de ellos", explica Felipe, "trajo de Pamplona unas láminas del mural de Taniperla con la historia del mismo en el dorso, y nos pusimos casi de inmediato manos a la obra, aunque desde luego no elegimos la mejor época del año".

El espejo de Alsasua se empezó a pintar el 21 de diciembre de 2002, un día de perros, con un viento huracanado que escupía balas de hielo. El frío fue una constante durante los cuatro meses que duró el trabajo. "Aunque al principio pensábamos que tardaríamos cuatro años, porque veníamos sólo los sábados por la mañana un grupo fijo de cinco o seis personas". Al frío, además, hubo que sumar que el muro de una antigua escuela cedido por el ayuntamiento se encuentra en una calle en la que nunca da el sol. Contratiempos que se sobrellevaron mejor con un reconfortante almuerzo a media mañana. "Sospechosamente a esa hora el grupo de cinco o seis se ampliaba", bromea Felipe, pero el almuerzo también era otro de los acicates para seguir adelante con la obra.

En realidad el mural de Alsasua, que es además uno de los últimos realizados y de los pocos, entre los más próximos, pintados sobre un muro, lo que viene a mostrar es que el espejo pertenece a todo el que desee mirarse en él, no importa si se trata de  un grupo de amigos pequeño de una pequeña localidad; eso y también que no hacen falta grandes motivaciones para ponerse manos a la obra, que basta con recompensas como un trago de vino o un trozo de txistorra a media mañana, o la facultad, la revancha  de hacer brillar, sobre una pared sombría,  varios soles en mitad de un frío invierno.    

 

Argentina

 

La metáfora del espejo

        

Lejos de nuestras fronteras el mural de Taniperla se ha reproducido en decenas de ciudades, pueblitos y países. El reflejo en el espejo ha llegado incluso al fin del mundo, a los límites con tierras de fuego y glaciares. Como las ciudades de Bahía Blanca, puerta de entrada a Patagonia, o Bariloche, ya en el interior de este mítico territorio.

Argentina siempre ha sido un país  por una parte con una tupida red de asociaciones civiles, por otra cuna de guerrilleros legendarios con impronta internacionalista, como Che Guevara o Hugo Irurzun. Por todo ello no es de extrañar que existan decenas de colectivos de solidaridad con la causa zapatista. Un encuentro de estos grupos en agosto de 1998 en la ciudad de Bahía Blanca, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires, tuvo precisamente como actividad final la reproducción del mural de Taniperla. En él, según cuentan los organizadores, se reunió una "mezcla rara de locos, rebeldes, enmascarados, mapuches, monjas rebeldes, okupas, maestros..., en una Universidad por primera vez abierta y desacartonada". La Universidad Nacional de Bahía Blanca, en efecto, cedió sus instalaciones para el encuentro e incluso una de sus paredes para pintar el mural. Y allí permaneció intacto hasta el año 2000 cuando fue cubierto por una gruesa capa de pintura verde. "Nos dijeron que el Consejo Superior Universitario había dado la orden porque estaban preparando los pabellones para pintar, pero han pasado los años y la pintura no ha llegado, lo que pone en evidencia que lo que querían era destruir el mural", dicen. "Fue tan real la metáfora del espejo que también fue destruido, como el original. Fíjate que la idea de pintarlo era que se reflejara como los espejos. Destruir un mural significaba que aparecerían muchos más".

Existen, de hecho, algunos espejos más en Argentina: en Rosario; o en Bariloche, en Patagonia,  donde el mural fue pintado en la tapia del cementerio. Fue en marzo de 1999, sobre un muro de 35 metros, durante una jornada en la que además una Red de Radios Comunitarias abrió sus micrófonos para dar voz a los excluidos que, junto a los artistas, allá se convocó y se dieron cita: alcohólicos, jóvenes desempleados... La pintura sobre la pared del cementerio, tenía de hecho un valor simbólico, pues se trataba de dar vida, fuerza y esperanza a los "muertos", a los excluidos, a los nadies del planeta; de hacerles comprender, en suma, la metáfora del espejo, ese espejo que cuando se rompe no se destruye, sino que convierte sus añicos, sus esquirlas, en decenas de pequeños espejos.

 

3-LOS COLORES DEL ESPEJO

 

1.      Una frontera con forma de cintura de mujer: la figura de esta mujer, que simboliza la Madre Tierra, es la que da inicio, la que da a luz al mural si empezamos a observarlo desde la izquierda (desde la derecha hay igualmente otro amanecer). En ella se representan tanto el paraíso celestial como el terrenal. La frontera es su cintura. Arriba el firmamento, abajo el mundo. La mujer va descalza, lo que puede simbolizar un contacto directo con la tierra (aunque paradójicamente las mujeres no pueden pisar la milpa, el maíz) pero también, poniendo precisamente los pies en la tierra, es la forma tradicional de calzarse de las indígenas; o mejor dicho, de no calzarse.

2.      La arteria de agua: Taniperla significa "Cañas del Río Perla". El Río Perla, en cuyos márgenes crecen una curiosas cañas, las tanías, con una flor algodonada en la punta, corre por una cañada en la que se asientan las 112 comunidades diferentes que forman el municipio. La cañada es la que da vida al mismo. Una arteria de agua —el agua es la vida, dicen los indígenas—, en la que éstos se bañan, lavan la ropa... Viven.

3.      La religión de todas las religiones y ninguna: aunque originalmente Taniperla fue una comunidad cristiana y católica, posteriormente llegaron otras iglesias, como la evangélica. La convivencia de todas ellas, la idea de la espiritualidad en sí, en realidad, se idealiza en esta casita que es el templo de todas ellas. En un pebetero arde el copal, que los indígenas quemaban en honor de sus dioses. Dentro de la casita los indígenas pintaron a otro creador, en este caso del propio mural: Checo Valdez.

4.      Una paloma que vuela libre: la asamblea tradicionalmente la formaban los hombres (en el otro extremo del mural hay una asamblea masculina, algo más desorganizada) pero las mujeres tienen derecho a convocar la suya y están comenzando a hacerlo. El círculo colorido y armonioso de esta asamblea femenina representa la liberación de la mujer, un aspecto especialmente tenido en cuenta en los municipios autónomos, donde en muchas ocasiones los hombres se ven obligados a huir al monte y son las mujeres las que quedan al frente de las aldeas. Del centro del corro una paloma alza libre el vuelo.

5.      Semillas libertarias: el escritor revolucionario que da nombre al municipio, aparece sembrando palabras. Ricardo Flores Magón nació en 1873 en Oaxaca.  Escritor y periodista de talante libertario, dirigió el periódico Regenaración y colaboró en El Hijo del Ahuizote (el nombre de ambos aparece en el  zurrón que porta en el dibujo), desde los que arremetió contra la dictadura de Porfirio Díaz. Sufrió cárcel y  exilio en San Luis (Missouri) desde donde promovió la insurrección de la Baja California. En Estados Unidos también fue encarcelado por dirigir un manifiesto a los anarquistas de todo el mundo. Murió asesinado en una cárcel de Kansas. Su obra, en la que destaca el drama "Tierra y Libertad" tiene un fuerte contenido realista y de crítica social. En el mural sostiene entre sus manos las letras que componen la palabra libertad.

6.      Emiliano Zapata de color de cobre: al igual que Flores Magón la imagen de Emiliano Zapata se ha hecho más próxima, más familiar para los indígenas oscureciendo el color de su piel. En su pañuelo rojo se puede leer uno de los mandamientos zapatistas: la tierra es de quien la trabaja

7.     Una docena de testigos molestos: Los observadores internacionales que componen los campamentos civiles pretende ser sólo testigos neutrales que documenten violaciones de los derechos humanos. Doce de ellos, cuatro ciudadanos españoles, fueron expulsados de México tras el asalto a Taniperla del 11 de abril de 1998. Se les implicó en la creación del municipio rebelde, una acusación tras la que en el fondo se esconde la idea racista de que los indios son incapaces de organizarse por sí mismos.

8.      Una puerta a la paz: quizá el elemento central del mural.  Esta parte del mural, a la que se dirigen un hombre y una mujer con las decisiones tomadas por las diferentes comunidades,  es además la puerta de acceso a la casa municipal (el lema sobre el marco en lengua tzeltal quiere decir "casa de los trabajos de las comunidades") y con ella a todo lo que aspira a ser el municipio autónomo: en el centro de la puerta se lea la palabra paz.

9.     Soldados desarmados: hay 90 guerrilleros, la mayoría de ellos del EZLN, apostados en la montaña, protegiendo el municipio. Los indígenas consideran que los zapatistas cuidan de ellos y no ven en estos soldados, a diferencia de en los del Ejército Nacional, una fuerza agresora sino de paz. De hecho, sólo 9 de los guerrilleros aparecen armados Destacan dos figuras, la de Ramona y la de otro comandante que puede ser David o Tacho

10. Instalando la luz eléctrica: El estado de Chiapas genera el 30% de la luz eléctrica de México, sin embargo el 80% de los chiapanecos carece de ella

11. Soldados, drogas y putas ¡no!: es lo que se lee en la fachada de esta escuela comunitaria. Y debajo: Maíz, frijol y paz ¡sí! Los maestros de las escuelas estatales no pertenecen a la comunidad, ni sienten aprecio por ella, ni por su lengua, el tzeltal. Ni siquiera se preocupan de enseñarles bien el castellano. A veces beben, o ni siquiera acuden a la escuela, aunque los niños hayan caminado varias horas para estar allí.

12. Sueños sencillos y rotos: en las inmediaciones de la asamblea de los hombres se representan varias escenas cotidianas de una vida arrebatada: el café puesto a secar, un partido de baloncesto, peones abriendo caminos... Escenas aparentemente sencillas para nosotros (sólo aparentemente, por ejemplo, uno de esos caminos se dirige al sol naciente, símbolo de conocimiento) y que  para otros son  pequeños sueños violentamente rotos.

 

 

 

 

 

 

4-ENTREVISTA CON CHECO VALDEZ

 

Sergio Valdez Ruvalcaba, "Checo" Valdez, ha sido a lo largo de su dilatada carrera profesional director de diferentes publicaciones, caricaturista político, profesor-investigador de la universidad autónoma metropolitana de México... Desde hace cinco años promueve el mural comunitario participativo. Ha creado 11 murales, tanto en México como en el extranjero.  Pero sin duda entre todos ellos destaca "Vida y sueños de la cañada Perla". Por pintar este mural fue detenido y encarcelado durante más de un año.

 

Creo que usted se convirtió de la noche a la mañana de un profesor
universitario en un involuntario activista político ¿Cómo surge la invitación para pintar el mural?

 

La invitación tiene dos momentos: el primero cuando el profesor Antonio Paoli nos solicita a tres profesores de comunicación gráfica la elaboración de un cartel y unos folletos para un evento de indígenas sobre educación y derechos humanos. Esta necesidad y la curiosidad de conocer un poco la cultura tseltal, nos llevó a una exploración de terreno a Taniperla. Al mismo tiempo, fuimos parte del Campamento Civil por la Paz, del Comité de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, como observadores de los derechos humanos. Nuestras actividades se componían de entrevistar a las personas que deseaban exponer algún tipo de violación de los derechos humanos, hacer notas y fotografías testimoniales del frecuente paso de convoyes y patrullas del ejército, etc..

Un día un representante de los Responsables (autoridades), me solicitó que les ayudara a hacer un letrero para la identificación del Municipio Autónomo en Rebeldía Ricardo Flores Magón.

El segundo momento se da durante la realización del letrero, en el cual una comisión de Responsables del municipio me solicitaron que asesora a un grupo en la realización de una "gran pintura" para la inauguración de su municipio. Con estas inquietudes e ideas, regresé a México D. F., a hacer los preparativos y a adquirir los bártulos necesarios, a refrescar y ampliar mis conocimientos de muralismo y a elaborar el plan de trabajo para tan novedosa e interesante experiencia.

 

En Ricardo Flores Magón usted no fue el profesor que impartía una clase magistral sino que el mural se fue gestando con ideas de los propios indígenas, que usted coordinaba.  ¿Cómo fue el proceso para pintar el mural?

 

Volví a Taniperla el quince de marzo y se convocó a las personas que participarían. Desde mi punto de vista, para lograr la mejor representatividad de los habitantes del Municipio RFM, se requería que el grupo se integrara con personas de distintas comunidades, hombres y mujeres de diversas edades. El grupo nunca fue el mismo, pues los participantes se relevaban cada pocos días. Mi aprendizaje empezó pronto e inesperado y tuve que adaptarme a seguir un proceso de creación colectiva, con participantes cambiantes. Todos los integrantes del grupo fueron tseltales, bilingües, campesinos, con poca escolaridad, bases civiles zapatistas, sin la menor formación plástica. Con edades, en ese entonces, de los 16 a los 62 años. Participaron unas 42 personas de al menos doce comunidades del Municipio Autónomo RFM (integrado por 112 comunidades). Para llegar a Taniperla, alguna de esas personas caminó veinte minutos de la comunidad más cercana y alguna otra, hasta ocho horas de la más lejana.

 En la gestación ocupamos doce días, trabajando en el Campamento Civil Por la Paz, bajo la curiosidad de la comunidad y las miradas de los niños a través de las múltiples rendijas entre las tablas de la rústica construcción, y rodeados de las suspicacias de los no zapatistas del propio Taniperla (un 20%), la mayoría del Partido Revolucionario Institucional.

En la pintada del mural ocupamos otros12 días, ahora, además de la curiosidad y las suspicacias, también contamos con las descaradas miradas y cámaras del Ejército Mexicano, en un frecuente patrullar a pie, en autos y helicóptero, venidos del puesto militar asentado en un cerro a pocos cientos de metros del poblado. La intimidación constante. Así viven desde hace diez años los indígenas rebeldes "base civil de apoyo", que no están armados, pero que son los que resisten cotidianamente esa guerra llamada con los eufemismos "de baja intensidad" o "situación de no guerra".

 

 Y una vez finalizado el, el 9 de abril de 1998, el  mural, es destruido, y usted detenido. ¿Cómo sucedió todo? ¿Por qué? ¿De qué le acusan a usted?

 

Como a las ocho de la noche del viernes 10 de abril, luego de la ceremonia y los discursos, en medio de lo más animado del baile, el maestro de ceremonias, ,comentando sobre lo lindo y mucho que nos estabamos divirtiendo, anunció en español que la fiesta se terminaría en una hora más, pues lo músicos tenían "otro compromiso" y ya no había dinero para pagarles. Luego lo hizo en tseltal pero al final agregó que era una orden, según nos tradujo Antonio Paoli. Con serenidad, pero fluidamente, los asistentes abordaron sus vehículos y salieron de Taniperla. En medio de este movimiento, los visitantes extranjeros (unos 17) y nacionales mestizos (unos 20), fuimos convocados a una reunión en el Campamento Civil por la Paz, en donde se nos puso al tanto de que en Monte Líbano (a media hora en automotor, donde hay un importante puesto militar) estaban arribando efectivos de distintos cuerpos policiacos (de los muchos que tenemos en México) y del ejército, que esto indicaba un pronto operativo, probablemente contra Taniperla. Nos invitaron a retirarnos en el autobús de medianoche (el único viaje que conecta a Taniperla con Ocosingo, la ciudad más cercana a cinco horas de viaje). Nadie aceptó la invitación.

         Nos organizamos en turnos de guardia y empezó la espera de los acontecimientos, pues más no se podía hacer.

A las cuatro de mañana fui despertado, creí que para cumplir mi turno, pero se trataba de la llegada de decenas de vehículos que rompían la noche con su estrépito y brillantes chorros de luz. Efectivamente, el operativo era contra Taniperla. En ese momento no lo sabíamos, pero fue el inicio de una campaña de operativos para "desmantelar" algunos de los 32 municipios autónomos rebeldes. Armado de mi grabadora, salí a la orilla del camino, justo frente al Campamento Civil por la Paz, a grabar mi reporte de los acontecimientos: pasan los primeros camiones ...unos con agentes uniformados de azul, otros camuflados, otros de negro, muchos usan capucha... todos llevan armas en las manos... fusiles de distintos tipos... siguen vehículos de transporte policiaco, también militares y camiones de carga de diverso tipo...Un policía civil atrapa mi grabadora y trata de quitármela con fuertes jaloneos gritando "¡¿en qué frecuencias trasmites cabrón? ¿qué alcance tienes?!"... Me opongo al despojo "¡es una la grabadora pendejo!"... finalmente me la arrebata y la destruye a culatazos de su fusil, me conduce a una camioneta pick up de la policía judicial del estado, niegan que esté detenido, pero no me dejan retirar, en medio de maltratos, gritos y golpes, suben a otros "no detenidos", campesinos y a Luis Menéndez, defensor de los derechos humanos y miembro del Centro de Derechos Humanos Fray Pedro Lorenzo De la Nada.

En medio de un gran barullo, desde la camioneta en que nos encontrábamos los "no detenidos", durante varias horas fuimos testigos de un gran teatro del terror, en el que destruyeron y quemaron la cocina comunitaria, el auditorio, el letrero del municipio, el mural, la manta de bienvenida al nuevo municipio... los carteles alusivos y todo lo que vieron como "zapatista". Junto con mis compañeros de suerte, los siete indígenas y Luis Menéndez, fui llevado a un centro policiaco sin ninguna identificación, en el que no se nos permitió hablar con el abogado y se nos mantuvo incomunicados. Por la tarde noche nos trasladaron a San Cristóbal de La Casas, ahora a un centro de detención formal, pero también incomunicados, en una celda de cemento de tres por cuatro metros, con la taza del excusado tapada y llena de porquería. También metieron a un detenido, herido con machete en una riña. Cerca de las dos de la mañana fuimos localizados por miembros del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas y otras personas solidarias, que nos llevaron comida y frazadas. En la madrugada del lunes, burlando la guardia, fuimos sacados atropelladamente como a las cinco de la mañana y llevados a Tuxtla Gutiérrez, a un centro de detención de la Policía Judicial Estatal, en donde otra vez estuvimos incomunicados varias horas, hasta que la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Chiapas, nos localizó. Por la tarde fuimos trasladados al Penal de Cerro Hueco, al segundo día nos acogió en su celda el grupo de presos relacionados con el zapatismo, conocido como La Voz de Cerro Hueco (VCH), y se nos informó que habían detenido a otras siete personas en Taniperla, todos promotores de los derechos humanos. El miércoles, a los nueve detenidos el sábado, se nos dictó auto de formal prisión bajo una retahíla de falsos cargos: Rebelión, asociación delictuosa, usurpación de funciones, robo con violencia, despojo y destrucción de propiedad privada.

 

¿Cómo vivió usted esa experiencia, convertirse de repente en un artista injustamente encarcelado? ¿Se siente la idea del arte como algo revolucionario, que puede amenazar con cambiar el mundo?

 

Por su naturaleza, el arte, como el conocimiento y la verdad, cuando no les controla, son una amenaza al poder que se mueve por la ambición y se basa en la esterilidad, la ignorancia y la mentira. En cuanto a eso de verme como artista me ruboriza por ser un concepto bastante discutible, en todo caso preferiría creativo. Más bien me vi como un profesor encarcelado por ejercer lo que sabe: aprender, experimentar y enseñar.

 

¿Y la experiencia de la prisión, fue dura?

 

Mi experiencia duró poco más de un año, realmente el proceso se llevó 17 meses, desde luego fue una experiencia no deseada, pero me brindó la oportunidad de conocer en directo muchos aspectos del tejido social; anhelos, sociopatías, valores, culturas, capacidades, carencias, debilidades y fortalezas, de la población del penal, presos y custodios, y mías propias. El Centro de Readaptación Social Nº 1, como le llaman oficialmente a esa universidad de la delincuencia y albergue obligado de chivos expiatorios, es parte de un conjunto de penales asentados en el Cerro Hueco, de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y está destinado a los presos en proceso, que fue nuestra situación. Al existir ya una organización de presos políticos, "La Voz de Cerro Hueco", nuestra condición fue menos dura, empezando porque eso evitó que fuéramos dispersados en distintas celdas dominadas por delincuentes de toda laya, pero no nos salvó del hacinamiento. El penal se planeó para albergar a 300 presos. Cuando llegamos, la población rebasaba los 1200, más una población de unos 200 familiares, esposas e hijos, que vivían cotidianamente en el reclusorio acompañando a sus presos. En la celda, realmente una galera de 7. x 10.0 metros, de La Voz de Cerro hueco, no existía ni un camastro, y todos dormíamos sobre cartones. Con nuestra llegada sumamos 23, pero al poco, resultado de los siguientes operativos de la campaña de "demantelamiento" de municipios autónomos, llegamos a sumar 72 presos, más alguna esposa e hijos. Luis y yo fuimos los dos únicos no indígenas. Había Tseltales, Tojolabales, Tzotziles y Choles, los principales grupos étnicos rebeldes de los siete u ocho que habitan en Chiapas desde tiempos inmemoriales

 

¿Mientras estuvo encarcelado se sintió aislado o tuvo noticias de la repercusión del "caso Taniperla"?

 

Al principio creí que nuestro caso sería objeto de atención unos días, que a las dos o tres semanas sólo los muy cercanos nos visitarían. Fue una apreciación por fortuna equivocada. Durante todo el tiempo recibimos visitas y actos de solidaridad. Estuvieron con nosotros estudiantes de secundaria, intelectuales, profesores, comerciantes, luchadores, artistas, universitarios, individualmente o en grupos; Organizaciones variopintas: derechos humanos, veteranos de guerra, religiosas, sindicales, políticas, artísticas, intelectuales, etc. la lista es grande y muy variada. No es el caso de los muchos presos políticos en México, la mayoría totalmente anónimos.

Al poco de estar presos, empezamos a recibir noticias de los más diversos actos en torno al "caso Taniperla": declaraciones públicas de los observadores nacionales y extranjeros expulsados de Chiapas unos, del país, otros; demostraciones, manifestaciones, cartas públicas de organizaciones sociales, políticas, académicas, culturales, sindicales, de México, España, Canadá, Argentina, Italia, Francia, Guatemala...

En lo particular, si bien me sabía preso, nunca me sentí aislado, incluso, la revista de sátira política "El Chamuco" me abrió sus fraternas páginas y volví publicar caricaturas después de quince años de no hacerlo, exponiendo algunas situaciones de los acontecimientos en que estaba involucrado de alguna manera.

 

         ¿Y en lo referido al mural y sus reproducciones a lo largo y ancho del mundo?

 

Realmente, a las tres o cuatro semanas, Antonio Paoli nos llevó cien ejemplares de la reproducción del mural de Taniperla impresa a escala. A partir de fotografías de aficionado de algún observador no identificado, Victor, mi colega, logró rearmarlo digitalmente y el comité de apoyo de la UAM hizo una primera edición de cuatro mil, con el doble propósito de difundir el caso y hacerse de fondos para comprar maíz y arroz para Taniperla, que seguía ocupada por la policía y el ejército, con los hombres ausentes que, amenazados por policías, soldados y paramilitares, estaban refugiados en los cerros y las mujeres, niños y ancianos sufriendo acoso y amenazas, sin poder salir de sus casas a recoger leña para guisar sus precarios alimentos.

A los dos o tres meses empezamos a recibir noticias de una reproducción pintada por estudiantes en un muro de la UAM; otra ahí mismo, pintada sobre una lona por una maestra; una más, reproducida por un artista y sus discípulos; otra, por un comité de solidaridad con Chiapas en Barcelona; también en Zaragoza, por miembros del Comité Chiapas de la CGT; en Italia; en Argentina, en Estados Unidos, en Brasil, en Bélgica, en Uruguay, en Alemania, Canadá, Francia. Algunas fueron impulsadas por observadores expulsados, otras por comités existentes previamente, unas más por grupos solidarios integrados para el caso. Fue un concierto no convocado, espontáneo y vigoroso. En total van 30 reproducciones en 17 o 18 ciudades de 11 países y ¿quién sabe?, a lo mejor aparece alguna más.

Si la destrucción del mural, como parte de ese teatro del terror, buscaba borrarlo de la memoria de los habitantes del municipio, logró todo lo contrario al provocar su reproducción por decenas de miles en los más diversos soportes: calendarios, postales, carteles, portadas de revistas y libros, tazas, cerilleras, separadores, internet, etc., reafirmando exponencialmente su carácter de medio de comunicación social, en una dimensión tan amplia y profunda, como inesperada, pasándolo del entorno rural de las cañadas de Chiapas, a los ámbitos nacional e internacional; convirtiéndolo en un referente dentro del momento histórico del movimiento zapatista, en materia de distintos trabajos académicos, y en motivo de múltiples actos solidarios nacionales e internacionales.

 

Debe de ser muy satisfactorio. Cuando alguien crea algo, una obra de arte, la dota de vida, pero ¿cómo se siente alguien cuando tras ser destruida esa obra vuelve a resucitar tantas veces y en tantos y tan diferentes lugares?

 

La verdad, es un caso insólito que provoca un profundo sentimiento de hermandad entre personas libertarias, que trasciende fronteras y lenguas, y crea y fortalece vínculos de todo tipo. Es un canto humanitario.